El aparato excretor, por su parte, es el encargado de sacar del organismo los productos de desecho que ha llevado hasta él el aparato circulatorio.
El riñón, órgano principal de la excreción, puede realizar su función gracias a su compleja estructura que le permite recuperar casi en su totalidad el agua y los productos útiles que irremediablemente salen de la sangre junto con los productos de desecho. Al hacer esto el riñón está controlando, a la vez, la concentración de sales en el organismo. Los órganos de la excreción (riñones, glándulas sudoríparas y pulmones) consiguen que los productos de desecho salgan del organismo. La excreción es un proceso mediante el cual se retiran del organismo los productos de desecho resultantes de la actividad celular
Partes del aparato excretor
Los productos de desecho llegan al riñón transportados por la sangre. Es en este lugar donde ocurre la filtración que consiste en el paso de substancias de desecho, agua y algunas sustancias útiles desde el interior de los capilares al interior del riñón. Este filtrado primario (unos 150 litros por día) va avanzando por el riñón ocurriendo un proceso de reabsorción del agua y sustancias útiles hacia los capilares. El líquido restante es la orina (aproximadamente 1,5 litros por día) que se dirige hacia la pelvis renal La vejiga
Es una bolsa de paredes musculosas y elásticas, donde se almacena la orina. Al llenarse informa al cerebro por vía nerviosa y se siente la necesidad de orinar. La uretra
Es un conducto que comunica la vejiga con el orificio urinario en la pared del cuerpo. Para que se vacíe la vejiga se abre el esfínter (músculo en forma de anillo) que da paso a la uretra, produciéndose la micción (orinar). El control de este esfínter no es innato y se aprende a hacerlo con la edad. La uretra es más larga en el hombre que en la mujer, ya que en aquél recorre el interior del pene. Además de servir para la evacuación de la orina, la uretra en el hombre también sirve para llevar el líquido seminal.